Es norma de educación encabezar de Muy Señor Mío unas líneas a quien no se conoce.
Pero tú no lo mereces. Ni siquiera la fórmula de respeto del “usted”. Primero porque sería irrisorio tildarte de señor y segundo porque a, Dios gracias, no padezco el suplicio de que seas nada mío (pariente, vecino, jefe o tendero).
Ya estarás contento de que el pobre estorbo, ese tierno ser que yo he conocido fugazmente con el nombre de Bee no esté en el mundo. Hay vidas valiosas que se quedan impresas en la memoria por una simple imagen, como es el caso de la criatura que me ocupa y que me preocupó –por desgracia hay que emplear el verbo en pasado- ¿Y sabes qué? que son seres que no tienen parangón con tu miserable persona. Gente como tú son las que provocan infelicidad y dolor en el mundo. Probablemente no eres nadie, y por fortuna ni eres dignatario, ni tienes eso que se llama “poder”. Es un alivio. Marmolillos con mala baba como tú no aportan nada bueno; sólo tristeza e impotencia. Me imagino, que pese a lo insensible y bruto que debes ser, eso, caso que lo leyeras, debe resultar cuando menos desagradable: no alcanzo a vislumbrar fracaso más estrepitoso en cuanto a lo que debe ser un ser humano. A mí me resultaría extremadamente duro, pero a ti, no creo, pues está visto que te queda mucho trecho por recorrer. A gente como tú le tendría que estar vedado tener perros… pero es que además, a gente como tú le tendría que haber negado la Providencia tener hijos.
Eres el amargo ejemplo de lo que un adulto atormentado puede recordar (seguro que hay más pinceladas) de haberle tocado la mala suerte un padre cerril y cruel. No sé cuántos te querrán. Confieso que por muy pariente que seas, tener afecto a un tirano sin piedad debe hacerse muy, muy cuesta arriba.
Por el bien de tu hija, que, según he leído, se abrazaba llorando al pobre perrillo implorándote en vano, espero que alguien con más grandeza que tú, le mienta y le diga que Bee está bien. Que una familia maravillosa lo ha adoptado y que va a ser muy feliz hasta hacerse viejito. Yo lo haría, aunque eso contribuyese, a mi pesar, a limpiar tu imagen llena de inmundicia.
No te voy a desear enfermedades incurables ni vejez solitaria, olvidado de todos. Sabemos que la vida no es justa y que esas perlas caen, indiscriminadamente, sobre gentes deleznables -es tu caso- y sobre bellísimas personas. Allá tú, con la condena de aguantarte a ti mismo siendo como eres. No sé qué me causa más rechazo: si tu falta de caridad con el perrillo o con tu propia niña. Has debido creerte que eras algo, con ese alarde de ejercicio de roñosa autoridad. Bastante tienes con tener que soportarte, sin atisbar la felicidad que puede provocar la generosidad, incluso con los tuyos, que parecería lo más fácil.
Mira por dónde, a mí, infeliz miserable, me has jodido. Jamás lo reconocería mirándote a la cara, por si eso te produjera alguna satisfacción. Pero me has, sin ser “señor”, ni “mío”, provocado escozor y daño. Simplemente porque pasas por el mundo dejando un rastro de mierda. Una mierda tan intensa que a distancia, me ha llegado. ¿Ves? No te mereces la fórmula de la educación.
Me alegro de no ser tu mujer (que merecería extenso comentario aparte) ni tu perro, ni tu hija. Pero no puedo evitar que ambos me hayan llegado al corazón. Y pese a sentirme pesarosa y entristecida por saber de ti y de mil indeseables como tú, agradezco a mis padres y a la buena leche que mamé, ser capaz de sentir, pese a que duela, esta desolación y este asco.
Y si te tuviera frente a mí no intentaría convencerte de nada. No perdería un minuto con reflexiones o argumentos. Por desgracia conozco a los de tu calaña y sé que es una pérdida de tiempo. Lo que tú te mereces es que no te hagan caso. Que te ninguneen allá donde vayas. Que ni te miren ni te escuchen. Que no reparen en ti.
Porque, ya te lo he dicho, eres de esos tipos que no aportan nada al mundo. Sólo impotencia y decepción. Por lerdo que seas, eso debería parecerte suficiente.
Te diría que me das pena, pero es mentira. Me dan mucha pena Bee y su amita.
A ti, mala gente, que te den…
4 comentarios:
Se puede decir mas alto pero no mas claro
No puedes pedir a una persona que carece de corazón que actue con amor, con respeto , con sensiblidad
y ¿sabes lo peor ?, él ya habrá olvidado a Bee, espero que su hija recuerde y cuando ese padre neecsite de su ayuda, ( que la necesitara) recuerde lo que le ha enseñado ...
Miserable, si. Anónimo, no. Tiene nombre y apellidos y por mi parte lo maldigo para el resto de su vida aún sin saberlos. Lo que no tiene es corazón...ni alma.
gracias por estas palabras ,con las que estoy completamente de acuerdo,excepto en que no ha venido para nada ha este mundo ,ha venido a causar dolor ,a su hija ,al pobre BEE y a todos los que hemos llorado con esta ,historia con esta vida la de BEE ,un saludo para todos .lucia
No puedo añadir nada más a esta triste historia. Me repetiría. Es genial lo que has escrito, Arquepe; genial, triste y cierto. Y estoy también de acuerdo con vuestros comentarios. Es verdad lo que dices, Nayr. Él ya se ha olvidado de Bee, su hija es la que no. Ha aprendido (¡Que gran error!) lo que es el abandono y la falta de corazón de su propio padre. también estoy de acuerdo en que la mayoría de la humanidad, no debería procrear.
Un beso.
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