Cada vez que abro un contenedor de basura me estremezco al pensar que el día que más despistada ande me puede ocurrir como a varias personas que conozco, que al hacer ese gesto cotidiano, se encontraron con un problema; o mejor dicho con seis u ocho problemillas que se retorcían de hambre, o de frío, o calor (da igual, en todas las épocas se cosecha la barbarie sin respiro) junto a algún hermanillo más debilucho que ya había pasado a mejor vida. Y lo de mejor vida sin eufemismos porque ¿no resulta eso de perros tirados junto con las inmundicias un hecho un estribillo de insufrible machaconería? A este paso voy a tener que escribir una carta a Medio Ambiente, esos que te crujen si quieres cortar un árbol que amenaza con derrumbar una valla y caerle en la cabeza a alguien. A ese departamento tan ávido de velar por todos nosotros y nuestra Naturaleza que invierte en campañas de verano para recordarte que te pongas a la sombrita y bebas agua (¡jo, menos mal, yo hasta entonces me quedaba a pleno sol, pasándome la lengua por los labios resecos!) y que deben costar, no tengo cálculo, pero un puñadito de euros, de esos que ahora, más que nunca, son tan abundantes. Pues sí, voy a hacer una petición, porque igual que también nos enseñan a tirar el vidrio donde el vidrio, el papel donde el papel y la basura donde la basura, habiliten otro donde haya un rótulo de "Cachorros indeseados porque me da mucha pena castrar". Y que en esos receptáculos haya unos cojines blanditos, por lo menos, y el que lo abra, sepa con lo que se va a encontrar. No me parece digno a estas alturas en que todos sabemos tanto, confundir un perro o un gato con una compresa, con los desperdicios del pescado y otras porquerías mayores. Deberían, una vez que ya sabemos que es mu malito para la salud salir a hacerse corredor de fondo por Écija, por ejemplo a las cuatro y cuarto de la tarde, advertirnos que un cachorro o un animal ya adulto, no es ninguna clase de mierda.
No quiero imaginarme cuántos pobres habrán sido triturados junto a "otros" desechos orgánicos. Cuántos pobres cadáveres se habrán convertido en anónimo festín para las gaviotas que ahora pululan, adquiriendo trazas de aves carroñeras, por los vertederos.
Aprecio con pesadumbre que contenedores y perros, en este país de caca (nada es casualidad) están aunados.
El gatito está sano y salvo. Lamentablemente no se pudo coger al sinvergüenza, como en este otro caso.
Esto no pasó aquí. Fue en Inglaterra, que también hay gente que se merece, como esta tipa
repugnante, que conforme echa a andar tras la fechoría se la pare en seco, de un modo que...
bueno, cada cual imaginad lo que más os satisfaga. Suben mucho las pulsaciones y la sangre
se calienta mucho cuando se ven estas imágenes. No pasó aquí y tuvo un buen castigo.
Cosa que no podemos decir por estos lares en que una multa siempre queda corta.Por eso la
sangre hierve aún más y al no confiarse en un buen y verdadero escarmiento, se solaza uno en
pensar mejor en el envío a una buena visita al dentista (ponen unos implantes de fábula).
Y que me entienda el que quiera entender. -Y el que no, que me tache de violenta, psch-.
Esto sí pasó aquí. Y apuesto a que si se registraran los contenedores del suelo patrio estará,
de seguro, pasando ahora mismo. El culpable quedó impune (¡qué extrañeza!) y la galguita,
que sus salvadores llamaron Lola, fue salvada, atendida y refugiada y, según me cuenta quién
de ésto mejor y más seriamente sabe, felizmente adoptada.
Este animal es un ejemplo de lo que en medicina se denomina estado caquéxico.
Esto también pasó aquí y probablemente muchos recordarán el caso, junto a otros muchos también estremecedores. Jonás
fue encontrado tirado en un contenedor de basura,desnutrido absolutamente, sin músculos, solo el esqueleto y la piel que sostiene
juntos los huesos.
Ambas patas delanteras fracturadas y mal soldadas.Lo que debió haber sufrido Jonás es inimaginable.Dolor, hambre, sed, indiferencia... vamos, el acervo sentimental de muchos perros hispánicos (especialmente los provenientes de esos amables y afectuosos deportistas que practican la caza).
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Jonás en la actualidad. |
La basura no es de todos. Hay desperdicios que parten el corazón pero parece ser que sólo
a unos pocos. Porque ya mayoría se limitó a solazarse con los polígrafos de famosos de tres
al cuarto o depilarse las cejas mientras escuchaban sus aullidos de agonía.
Es el caso de Esperanza.
Había estado metida en un saco de patatas y
arrojada a la cuba como cualquier otra
basura más. Debía de llevar
bastante tiempo sin comer ni beber y estaba a pleno sol.
Esquelética,
rígida, fría y con múltiples heridas, parecía llevar muerta varios
días, salvo
porque aún respiraba a duras penas. Se hizo cargo de ella Galgos 112. Y leimos:
"Queremos expresar nuestra más
honda repulsa hacia el indeseable que ha sido capaz
de hacer algo así a
un animal vivo. Parece mentira que individuos de esa calaña vivan
en
nuestra misma ciudad y que nos crucemos con ellos por la calle como si
fueran
personas normales. Tampoco entendemos a esas otras personas que
la han estado
escuchando chillar pidiendo ayuda y no la han sacado de
allí y que nos han
indicado el sitio tan tranquilamente
diciéndonos que “el perro ya debía de estar
muerto porque ya no se
escucha”.
Algunos reciclajes salen muy caros. Sobre todo en dolor, lágrimas, tesón, noches en vela,
dinero, empeño, unión, coraje, generosidad, voluntad y amor.
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Una de las fotos más recientes que poseo de Esperanza |
¿ Quién no ha visto alguna vez a alguien rebuscando en la basura por si logra topar con algo provechoso?
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Brownie, en la actualidad felizmente adoptado |
Esta tierna y achocolatada basurilla, llamada Brownie procedía de ¡dos! camadas distintas
que se cocían en su propio jugo en pleno verano, en un contenedor metálico en la vereda de
un campo sin oportunidad ninguna de salvación, salvo un oído extraordinario y un más
extraordinario megacorazón.
Los desperdicios éstos tampoco era de todos, puesto que no todos pagamos con nuestras
tasas ni su manuntención, ni las vacunas y consultas veterinaria, ni sus pienso especial multiplicado
por cada pequeñajo, ni las idas y venidas, teléfono, gestiones y angustia. Estos cachorros estuvieron
en la casa de quien los encontró a costa de unas merecidas vacaciones (¿quién se marchaba a
visitar a los familiares con tanto huésped en casa reclamando biberón?¿qué hacer hasta que
tuvieran a alguien que los acogiera por lo menos?).
Así que España, visto lo visto, es un enorme basurero donde los miserables se deshacen de
sus residuos, con independencia de que éstos sean seres con vida, inocentes de todo que tienen
tanto derecho a respirar y a mamar de las tetas de su madre como nosotros mismos. Luego esos
bestiajos egoístas y despiadados (que igual les gusta sentirse poderosos pudiendo condenar lo que
está a su alcance) y que se largarán silbando sin mirar atrás luego pedirán derechos y respeto.
Dirán que merecen esta o cual atención. Exigirán a pleno pulmón y a diestro y siniestro. Cuando
la basura y no otro lugar es donde debieron permanecer hasta que sus entrañas se purificasen un
poco, sólo un poco. Siquiera hasta el punto de no ser cobardes verdugos campando a sus anchas.
En un basurero habría que dejarlos por ley, hasta cerciorarse de que vomitaban porque el hedor y la putrefacción les provocan la misma repugnancia que merecen sus actos.
Pero aquí parece que hasta el olfato lo tengamos atrofiado... quizá de tanta y tanta bazofia (que en el diccionario se define como "Mezcla de heces, sobras o desechos de comida". y "Cosa soez, sucia y despreciable".
Pero no es a eso a lo que iba cuando me disponía a comenzar esta entrada.
Este es un blog, eminentemente, de difusión. Aunque a veces no pueda evitar que se me salgan
las ganas de gritar a los cuatro vientos lo que en líneas anteriores me ha dejado ronca.
En realidad esta foto es lo que importa,
Una
galga negra con el collar super apretado, es muy miedosa, y busca
comida en los contenedores como puede para poder sobrevivir en la calle
sola...
adoptaotros@live.com
Esta pobre, que no tiene nombre, se ve que igual sabe el asunto
del que antes os hablé. Sea como fuere ahí la tenéis. En un contenedor.
La desesperación y el hambre son así.
Está visto que no es tan rara esa asociación de galgo-contenedor.
Ruego para ella una ayuda, y que alguien la arranque de ese sitio que no es el suyo, que no sabía yo que los ángeles para llenar la infortunada panza tuvieran que descender tan bajo.
Ayúdala.
Ayúdala... ¡que no es una mierda, por Dios!