QUÉ ES ESO DEL "PRE".
Desde que un perro es rescatado -de una perrera, de la calle o de una situación de abandono- hasta que se le pone (o debería ponerse) un flamante collar con una plaquita con su nombre y los números de teléfono de su adoptante, es necesario que todos los esbalones de trabajo y esfuerzo se vayan engarzando de forma oportuna y coordinada. Tal como en una macroempresa eficaz y organizada, salvo que esta tarea la realizan personas a las que sólo mueve el altruísmo y el empeño de salvar a tanto pobre animal abocado a la muerte por culpa de la falta absoluta de sentimientos, responsabilidad y voluntad -mínima- de aliviar la situación, por parte de las administraciones públicas. Todos sabemos, a grandes rasgos, cómo funciona la cadena.
Las fotos, la difusión, con el impagable servicio que a esta causa presta Internet y sus redes sociales, consiguen que la imagen de un perrillo llegue, en cuestión de momentos, a varios centenares de personas. Que alguien, tras una pantalla, decida que esa criatura vaya a pasar el resto de su vida a su lado es, como casi todo, un misterio. Pero esa es cuestión muy larga y curiosa, en la que no deseo entrar para no alargar en demasía esta alusión a la especie de "cadena de favores" necesaria para culminar todo el proceso. El primer paso que sigue ese anónimo espectador-lector que conoce a distancia al animal difundido escribe o llama al contacto. Ni que decir tiener la alegría con que este interés es recibido. El inicio de final feliz, pasa, en gran parte de los casos de las adopcciones indirectas (las que no se hacen in situ en la protectora, refugio o perrera de que se trate) por esas letras que muestran un primer interés por la criatura, casi siempre etiquetada de "urgente". El siguiente paso es, por regla general, el envío de un cuestionario de pre- adopción para saber si el posible adoptante es idóneo para el animal y viceversa.
Este cuestionario suele obedecer a un modelo bastante parecido entre sí al que utilizan la mayor parte de las entidades que ceden al animal en adopción.
Aquí se produce una primera criba; a muchos de los interesados se les diluye por arter de birbiloque el interés, sobre todo cuando leen algo sobre compromiso de castración,. o los gastos que se derivan de poner en sus manos al animal chipaqdo, vacunado, desparasitado... (gastos a todas luces inferiores a los que cualquier particular puede llegar a desembolsar incluso habiendo recogido al animal directamente de la calle).
Si, por el contrario, el aspirante es persona razonable y, sobre todo, la voluntad de adoptar no se diluye como el humo, responderá.
 |
| La ilustración y el texto son meramente orientativos. | | | . | |
|
CUESTIONARIO PRE-ADOPCIÓN
El objetivo de este
cuestionario es encontrar la combinación perro-amo óptima, de manera que ambos
sean felices tras la adopción.
Por favor, responda a
continuación de cada pregunta, con la mayor claridad posible, y extiéndase en
sus respuestas tanto como desee o crea necesario. .
Si la recepción del escrito es favorable porque se aprecie en todo él la buena voluntad de procurar al perro una vida digna y querida, siempre como animal de compañía, desestimándose de inmediato aquellos que pretenden un guarda-parcelas u otras dedicaciones semejantes.
El siguiente paso es el protagonista de estas letras y se centra en la llamada vista de pre-adopción, apodado familiarmente como "el pre". Y yo añado: ese desconocido.
La visita, lógicamente, habrá de realizarla alguien de la localidad del supuesto adoptante, que previamente se ha ofrecido a tal fin, bien porque por ser persona de absoluta confianza de la asociación, bien porque pertenezca a una bolsa de voluntarios que procure cubrir cada provincia.
En principio parece una fórmula fácil y esencial para proporcionar una colaboración valiosísima si no podemos hacerlo adoptando nosotros mismos, acogiendo, o aportando alguna cantidad económica.
¿Por qué entonces se encuentra tanta dificultad en que alguien se brinde a hacer ese "pre" que desesperadamente demandamos? ¿por qué se llegan a perder adopciones u oportunidades de envío a la espera de esa respuesta, que tarda y tarda y tarda y a veces ni se produce? ¿Por qué la cadena a veces se atranca en ese determinado eslabón?
Desde el punto de vista del visitante, son varios los posibles motivos: el primero de todos es temer asumir la responsabilidad de que, dependiendo de nuestra información, el perro se entregue quizá a la persona equivocada.
Se nos hace cuesta arriba visitar un domicilio que muchas veces está alejado, en urbanizaciones que ni encuentra el GPS... y es embarazoso examinar habitáculos y habitantes como si fuésemos un inspector.
Algunos encuestados, además,
se muestran un tanto molestos ante preguntas que han contestado, pero que consideran injerencias absurdas. Sienten invadida su intimidad si tenemos interés en saber, por ejemplo, si su puesto de trabajo es
estable, si piensa tener hijos o si vive en una casa de alquiler. Con la
sonrisa o palabras que mejor sepamos esgrimir, no es difícil hacerle
comprender que no desconfiamos especialmente de sus intenciones, pero
que, por desgracia estamos demasiado habituados a que animales adoptados
por ilusionadísimas familias, terminan en la calle o muertos en la
perrera porque se quedaron en paro, la mujer se embarazó o el inquilino
les puso un ultimatum. De igual forma, la resolución de la vista está cantada si la adoptante es una abuelita de pocas fuerzas y el elegido un cachorrón de talla grande y energía alta o ya adivinamos sin género de duda que la cosa no va a ir precisdamente bien entre el niño latoso y mimado y el gruñoncete poco sociable que pretendemos filiar.
Familia a toda costa no.
Meter al perrillo con calzador no fuciona. Y lo que mal empieza, mal acaba. Es preferible que la adopción se frustre en germen que tras un viaje, un sincesar de disgustos y varios meses. Es un inmenso error "vender" al peludo como encantador y zalamero si es un tímido de cuidado que evitará hasta las caricias, o decir que no es dominante, si ya con los compañeros él era el amo y señor. Si nuestro perro tiene defectos, tarde o temprano los adoptantes los padecerán en grado sumo. Disimular o no contar toda la verdad, sería engañarles.
A veces no es problema de una u otra parte: simplemente no encajan, por diversas e innumerables incircunstancias y realidades.
Esto no se puede saber a distancia, ni tampoco que el gatito que llega puede escapar o caer por determinado lugar (la gente piensa que un gato jamás se cae) o que esa vallita de adorno será insuficiente para el ágil podenco, que se la dejar atrás en un plis plas.
Por estas y otras cuestiones, la visita de pre- adopción es importante, valiosísima y muy de agradecer.
No hace falta que tengamos animales, manadas, acogidos, viejos o cachorros, que seamos expertos, ni sabios, no nos pedirán que tengamos conocimientos de etología, astrofísica o retórica...
Cualquier persona responsable, sensata, y con deseos de ayudar a esa inmensa bolsa de perros esperando con urgencia una adopción puede ofrecer desinteresadamente un poco de su tiempo en prestar esta gran colaboración. Sólo nos harán falta unas pautas orientativas y, como todo en esta vida, sentido común.
¿Te animas a convertirte en un eslabón de la cadena?