lunes, 4 de marzo de 2013
No lo comprendo... dicen que lo tengo todo... pero nadie quiere llevarme consigo. ¡¡ADOPTADAAAAA!!
¡¡¡ADOPTADAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!
Os cuento esto a la desesperada.
Me llamo Cana.
Tú me estás viendo en una foto
pero quienes me conocen dicen que soy genial: obediente, muy buena,
encantadora…
Dicen que soy preciosa, con una
mirada que derrito. Dicen que menudos ojos tengo, que desprendo nobleza, que no
hay más que verme. Tú sí me estás viendo, aunque sea sólo en unas fotos, ¿qué
te parece? Llevan razón ¿no?
Para
que te hagas una idea mejor tengo, como las artistas, hasta un video:
Soy cachorra, quizá tres meses y
medio o cuatro. Eso no te lo puedo asegurar porque cuando nos salvaron de la
misma carretera íbamos solitas sin saber a dónde, mi hermana y yo. Soy muy
chica para recordar tantas cosas como nos han pasado. Así que no me acuerdo muy
bien de mi mami, y de mi papi no sé nada, por lo cual no tengo mucha idea de
cuánto creceré; he oído que seré de tamaño semejante a un bretón, pero igual
pongo más grande o me quedo más enanilla… ni mi peso ni mis medidas exactas os
las puedo prometer. Una buena familia nos salvaron de unas máquinas terribles
que dicen que dejan a los perrillos como nosotros machacados en un arcén. Y nos
han dado muy rica comida, que nosotras no sabemos buscarla porque somos bebés…
también una cama calentita, que la calle mata de frío. Y sobre todo una
sensación maravillosa, que se llama cariño, caricias… eso, lo mejor. Así que,
al contrario de mi aspecto de mayor, lo que sí prometo es que estoy dispuesta a
querer con todas mis perrunillas fuerzas a quien quiera ser mi amigo, mi
familia de verdad. Porque me acabo de enterar que estas personas maravillosas
no pueden, aunque quieran, tenerme con ellos. Estoy muy preocupada porque he
oído que mi hermana inseparable, esa con la que he compartido todo, se va a ir
con alguien que la va a querer y cuidar. Nos hubiera encantado poder crecer
siguiendo juntas… pero nadie ha dicho ni mú de tenernos a las dos. Imagino que
mi hermana hubiese estado igual de triste que yo… pero el caso es que ahora no
sé qué va a ser de mí.
He oído que cuando pobres
perretes abandonados se quedan sin nadie que pueda tenerlos en acogida o
adopción terminan en sitios siniestros donde corren muchísimo peligro. Yo estoy
sanita, me han puesto vacunas… me han desparasitado por dentro y por fuera, así
que no quisiera perder este tesoro de salud. Lo peor de todo es que también sé
que si nadie me acoge o me adopta, si no tengo una casa puedo ir a otro lugar donde
creceré, esperando esa persona que se fije en mí… y que a veces pasan los
meses, o los años y esa persona nunca aparece.
¡Yo no quiero que eso me pase a
mi! Soy muy alegre, inocente, curiosa… dicen que cuando se hace una mayor en un
pequeño recinto con rejas se termina perdiendo la ilusión de vivir. ¡No quiero
que me ocurra! Ayúdame si lo puedes evitar.
Yo pido un deseo muy grande, pero
que sé que no es imposible, porque otros muchos suertudos lo tienen: una manada
de humanos donde querer, jugar, dormir y alegrarme cuando aparezcan y me
hablen. Quiero dar saltos de alegría cuando vea la correíta del paseo, ser
cómplice de aventuras si hay algún cachorro humano… poner mi cabecita sobre el
regazo de mi dios, y notar su mano protectora. No soy de guardar nada, y mucho
menos de cazar. Lo que yo quiero es ser de casa.
No sé si tú que me lees puedes
ser ese ser único al que busco. Quizá quieres, pero, como tantos, no puedes.
Pero sí puedes hacer que otros me conozcan. Difúndeme, te lo ruego, háblales de mí. No digas sólo “me gusta”. Aunque os guste mucho a todos eso no
me es suficiente. Mientras más personas me vean más oportunidades tendré de
conseguir ese sueño. Y además tiene que ser prontito…
¿Me vas a ayudar? ¿En serio? Pues
entonces escribe a
Estoy en
Sevilla, pero me llevan contigo a donde haga falta.
(Si
pinchas en más fotos me verás de cerca.)
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