Inés, mi querida Inés me llamó por la mañana, con su voz acelerada de siempre, pero, con ese tono que presagia problemas…
Efectivamente.
Un galgo, otro galgo, necesitaba ayuda sanitaria.
La demanda de ayuda procedía de Extremadura, de una maravillosa mujer, que como muchas, demasiadas personas en este país, se dejan la vida por seguir tapando goteras.
El animal llevaba perdido casi un mes, pero el terror que le había impregnado el ser humano hacía imposible su recogida.
Como en demasiadas ocasiones sucede con estos desafortunados seres vivos, el vagar por la vida les suele enfrentar a algún problema.
El animal fue atropellado y, durante dos días, ni el que lo atropello, ni ningún humano “racional” de los que le veían deambular por los alrededores de una gasolinera, hicieron nada por él… bueno, algo, si…
Tras decirle a Inés que nos trajeran al animal, que intentaríamos hacer lo posible, organizamos la llegada del perro para afrontar el mal estado en el que nos habían comentado que llegaría…
Después de más de 20 años de veterinario, puedo aseguraros que jamás había visto, ni espero ver, nada semejante…
Las extremidades posteriores destrozadas, principalmente la izquierda: perdida de tres dedos, luxación abierta tibio tarsal, fractura conminuta de fémur, pérdida de más del 70% de la piel de dicha extremidad… y dos añadidos… una brutal miasis (gusanos por moscas) y una negra capa de gasoil rociando todo lo comentado…
Por eso os decía con anterioridad que “algo” había “intentado” algún “listo”… mucha gente tiene la plena seguridad de que el gasoil, más aún el “usado”, es un “excelente” desinfectante… eso sí, ¡¡para los animales!!
A la llegada de ese pobre galgo, le sedamos, le administramos suero, los tratamientos preventivos y sintomáticos que consideramos adecuados y nos pusimos a “limpiar” aquel desastre.
El animal no soportó la anestesia… nos dejo sin poder aprovechar la oportunidad que entre muchos le estábamos ofreciendo, su organismo no pudo aceptarla.
La persona, el ángel que trajo al animal desde Extremadura (tres horas de camino de ida y otros tres de vuelta), maldecía, lloraba… como todos los que tras despedirnos del animalito nos sentamos juntos…
El ángel decía: ¿qué vida ha tenido este animal? ¿solo sufrimiento?...
Las únicas palabras amables que habría escuchado ese precioso ejemplar serían las del ángel que le trajo a nuestras manos, y nuestras palabras antes de dormirse e irse de nuestro lado.
Ahora voy en el AVE, de camino a Barcelona… a una reunión con personas implicadas en protección animal… para seguir intentando tapar goteras… o montar un tejado nuevo… Supongo que los pasajeros que van a mis lados se preguntarán que por que el “tipo ese grande que va escribiendo al ordenador no para de llorar”
No puedo parar de llorar de rabia, de impotencia… no puedo parar de llorar pensando que en estos momentos, en este país donde los salvajes campan a sus anchas, muchos animales están sufriendo, solo sufriendo… y que esa es la única sensación que quizás tengan en sus vidas.
Animales que nacen para sufrir y morir, animales que se van sin tan siquiera la oportunidad de recibir un nombre, una caricia, una mirada amable… el galgo que ayer nos dejo en la mesa de quirófano al menos se fue con tres nombres… todos nos gustaban para esa maravilla de animal…
Otro galgo colgado hace unos días, abandonos continuos, reproducción incontrolada… y la gente de bien, los particulares y las protectoras dejándose la vida.
El discurso me suena siempre igual, es la sensación de “El día de la marmota”… parezco un abuelo contando la misma historia a sus nietos…
Pero eso, pensar en mi hija, en sus hijos, en los animales que convivirán con ellos… es lo que me sigue estimulando a seguir sufriendo al lado de tantos que lo hacen diariamente.
Por cierto… Presidente del gobierno, nueva Ministra de Medio ambiente “y más”, presidentes de Comunidades Autónomas (Fernández Vara… este perro era de su comunidad autónoma… seguimos esperando una reunión para “ayudarle”…), alcaldes… no saben todos ustedes como me encantaría que hubieran estado ayer por la noche al lado de aquel animal…
Si tras esa espeluznante imagen pudieran seguir obviando lo evidente, es que, sinceramente, no tienen corazón.
1 comentarios:
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