Ayer, "Mediterráneo" me contaba cómo, cinco años atrás, toda la familia de su perrilla había ido a parar a una perrera. Cómo comenzaron por sacrificar a los padres y a un par de cachorros después, y cómo, al ir a adoptar a la suya, el empleado fue el encargado de escoger (y el hombre se alegró).
Mediterráneo, que por sus ojos es gatuna y por su corazón perruna, confiesa mirar este blog dándole rápido a la ruedecilla del ratón, porque siente atenazada por la tristeza. ¡Y yo que pienso que evito exponer atrocidades que ya no se pueden arreglar!
Mediterráneo y yo, ayer, como casi siempre, hablábamos de perros, de viejos perros, de perras madres y de inocentes cachorros. En un momento dado, abrió su bolso, sacó su cartera, y mientras yo, inútilmente intentaba recordar qué deuda me saldaba, me dijo: "Empléalo en el que tú veas que lo necesita". Difícil misión... pero ya he deslizado que a ella, en esta materia, no le gusta escoger.
Es tarea complicada y triste encontrar la criatura más necesitada. ¿Cuántos cientos, miles hay ahora mismo pendientes de una aportación que le ayude a salvar una patita, a curar la infección de los ojos... o alargarle la vida un poquito, por si en ese poquito surge el milagro y le sale adopción?
Lola (¿os dije una vez que mientras se toma una cervecilla se le vienen a una a las mientes ciertas macabras fechas?) tenía su fecha de sacrificio el día 6. El jueves, dentro de tres días, está a la vuelta de la esquina. Así que Lola era la que juzgué - y que otros, de corazón, me perdonen- como la más urgente. Tampoco es que ahora Lola tenga resuelto el porvenir.... ahora, lo que pasa es que en vez de el 6 de mayo, la fecha se estira un poco: hasta el 16 de junio.
Hay algunos padrinos para Lola, empeñados en arañar algún eurillo a la cesta de la compra, al café de la mañana... para depositar en Lola la paradoja de un regalo tan valioso como insuficiente.
Lola es una hembra cruce de bodeguero, tiene sobre dos años y medio y pesa sobre nueve kilos. No es fotogénica.
Su historia se la guarda para ella, hasta que sabemos que pasó semanas en el aparcamiento de un hospital. Todo el mundo la veía día tras día allí, pensando que quizás su dueño pudiera estar ingresado y por eso ella le esperaba. Pero pasaba el tiempo y ella seguía permaneciendo allí, tumbada al sol cuando tocaba y mojándose cuando llovía, siendo alimentada por gente que le echaba de comer de lejos, ya que ella, algo temerosa se alejaba cuando pretendían tocarla.
No sabemos lo que habrá tenido que pasar Lola, pero ahora está en la perrera y su vida corre peligro. Se muestra miedosa ,necesita ganar confianza y sentirse querida de una vez por todas.
A Lola se le regala algo que por derecho le pertenece: vivir. Así que gracias al gesto generoso de "Mediterráneo" y de otras personas anónimas tiene una pizca de esperanza.
Algo tan valioso y tan insuficiente como varios días de vida.
Cuando no puedes adoptar un animal, bien porque no puedes darle las atenciones necesarias, tienes ya suficientes animales en casa o por cualquier otra circunstancia, puedes ayudarlo de otra manera.
Apadrinar significa hacerte cargo de parte del gasto que ocasiona un animal en la residencia o en una casa de acogida.
Mientras tanto hay que esperar que ese ángel que cada perro espera, se decida a cruzarse en su camino, para no volver a la angustia del cuentagotas de su existencia.Si quieres ponerte en contacto para adoptar, acoger temporalmente, apadrinar o hacer alguna sugerencia o pregunta escribe a:
- tlf: 608 53 69 79 / 633 26 17 87
- También puedes hacer una donación (no hay cantidad pequeña) haciendo un ingreso a este nº de cuenta:
- La Caixa 2100-4186-27-2100350872
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